Sobre este blog.

Cuatro años después del Septimo Cigarro, siendo un ex-fumador de tabaco y habiendo dejado de lado muchas de mis depresiones adolescentes, me vi aquí nuevamente tratando de robarle palabras al viento, para inmortalizar y/o dejar ir experiencias. Entre ensayos y esbozos intento recobrar esa antigua parte de mi, que creía había muerto.

17 julio, 2009

Séptimo cigarro. 4

Cuarto cigarro.




En memoria a su padre escribió unas coplas alguna vez, una de esas tardes en las que se creyó Manrique, coplas que leyó la noche del jueves, con un cigarro y un café, en la sala de su casa. De letra similar a la canción de Piero, (Viejo, mi querido viejo) por poco y una lágrima intentaba rozar su parpado, pero como solía hacer se contuvo, después de leerlas, observó una pequeña foto de su madre, antes de fallecer, que había guardado junto a las coplas, en una cajita pequeña en su librero. Mi madre, cuando todo el mundo se le venía encima. - Dijo y empezó, lo que sería el principio del fin.

Su madre comenzó a fumar tras la muerte inesperada de su esposo, jubilada y sin muchas ocupaciones, se dejó vencer por el cigarro, hacía dos años exactos, en el mes de Marzo. La rutina agotadora era obstáculo para poder ir a visitarla de vez en cuando, por eso será talvez que se sentía algo culpable. Recordaba los fines de semana cuando almorzaba con ella, cada fin adelgazaba más, ignoraba más a su enfermera y se guardaba más las penas para ella misma.

El recuerdo le trajo sentimientos encontrados y el cigarro parecía no más que jugarle malas pasadas, las bocanadas de humo le desgarraban la garganta por completo, como si de carma se tratase, como queriéndo aprobecharse del sentimiento de culpa que intentaba contenerse.

La pena lo distrajo. Dejó de fumar un momento. ignorando la ubicación exacta del cenicero.

Siguió pensando en su madre, mientras que la ceniza lo iba cubriendo poco a poco, como lampazos de tierra que caen sobre el cajón que encierra toda una historia, fue cubriéndose de ceniza hasta que cumpliendo la carácteristica de todo lucky strike, la braza se dejó caer.

Fue uno de esos cigarros incomodos, que parecen quebrarse, que enpolvan todo con ceniza, de braza tambaleante, que huméa de más, y con ésto quiero referirme a la desagradable situasion que a veces ocurre, cuando el humo se filtra y causa este típico ardor al acercarse a los ojos, o ahoga cuando es respirado.

La braza le cayó en la mano. Se quemó y se puso de píe de un salto, limpió su ropa con las manos y pisó lo que quedaba del cigarro. Perturbado por completo sólo guardó las cosas y se fue a dormir.

Quedan tres.

2 comentarios:

Kiara dijo...

Sigo esperando..! :)

Anónimo dijo...

waaaaaoooo!! eo tio tu nunca me dejas d sorprender!! ... seeee!! creo q cada dia escribes mejor! ... como si te xonsagraces más cada día!! ... seeeee!! futuro representante del genero narrativo peruano!! ... por qué no?? ... pero por ahora solo somos unos simles escribidores! (seguro tu ya no) pero en fin!! escribir es nuestro motivo! nuestras ganas! nuestro sueño!! ... y lo haremos hasta cuando se nos olvide! ... excelente el relato! ... muy wenoo!! saludos hermano! cdtmmm! un gustazo leerte!