Sobre este blog.
08 noviembre, 2007
Junto a mi te ves bien
tus gritos sordos me guiaban.
Tiritabas de miedo,
y eso me parecía despertar.
Una idea tenaz,
había asaltado mi mente.
cuando el fuego glamouroso
parecía ya desgarrarme.
Me arrastraba en tu falda,
respirando lujuria,
me atrincheré en tus pechos,
y jadeando mordí tu cuello.
En tu espalda incrusté el puñal,
muy despacio te vi caer,
bebí tu sangre, acaricié tu piel
cargué tu cuerpo y junto a mi lo senté.
Tu sangre me pedía correr,
tu carne suplicaba dolor,
tu cuerpo no dejaba de caer,
y tu piel perdía color.
Te enfrías con velocidad,
y mis abrazos parecen no ayudar,
tu piel va oscureciendo,
pero junto a mi te ves bien.
Atando las penas
con los labios inertes
dejaba sin cuidado caer la mirada,
acompañada de nadie.
Sola se envolvía en un dolor
un dolor más que real,
pero a la vez común
y placentero.
Y sus palabras en silencio
hablaban que sus ojos
habían sido los orígenes
de una larga lluvia.
Paciente y reservada,
como la luna suele serlo.
Sus pupilas cayeron al suelo
y crearon nudos en una larga soga.
Entre lágrimas y malos pensamientos,
ató sus penas de una rama firme,
paciente esperó quien la recogiera,
entonces llegó la señora.
El suelo ya no era estable,
no pensaba más en utopías,
el calor y el frío eran uno,
y el sol ya no podía brillar.
Pasó saliva y comenzó a llorar,
entonces la dama de negro
por atrás la abrazó
suspiró en sus oídos.
Envolvió su cuello con fuerza,
y desapareció su suelo,
originando una dura caída
y tensando la soga.
Sólo soy un simple caminante
quien ha cambiado su destino
andando solo y sin un amigo
y solo en el tiempo me he perdido.
Ser libre, caminar y sentir el viento
andar sin ruta y disfrutar el momento
sólo soy un simple caminante
que de los senderos soy amante.
Caminando por las praderas
y cruzando las grandes fronteras
disfrutando de la libertad en su máximo esplendor
y de la naturaleza su llamativo color.
Disfrutar de un colorido atardecer
y cuando la luna llega desaparecer
al caer la oscura noche huir
a un lugar seguro, donde pueda dormir.
Mirar la clara mañana
y ver en ella tu tierna mirada
en las noches ver las estrellas
y apreciar al contarlas y divisarlas a ellas.
Cambiar de estilo de vida
creando una fuerte herida
al recordar mi pasado
ahora que tanto he caminado.
Ver girar alrededor mió el mundo
mientras yo camino sin rumbo
caminando sin asegurarme un futuro perfecto
bajo el luminoso sol, en el campo abierto.
Apreciar las nubes amalgamadas
en los insomnios de madrugadas
difícil es aprender a amar esta situación
las lluvias, nieblas y hasta la desolación.
05 noviembre, 2007
Mi doncella medieval

El brillo de la llama del cigarrillo relucía en el impenetrable escaparate, la noche me vigilaba desde lo alto, como era su peculiar costumbre, como sólo ella sabe hacerlo en aquellas noches de verano, la luna era llena de brillo y de color cuando un hombre pasaba a mi derecha y con una mirada desconocida me vigilaba como si me comportase como un ladrón, como si no supiese que diferenciar el sueño de la realidad.
Pero ya no era sólo ese hombre, sentía mil miradas a la vez, todos volvían hacia mí y me observaban con firmeza. El sabor del café tostado casi se perdía en mi boca, el tabaco encendido era el único aliado y él único que me hacia recordar la amargura del café, su exqusito sabor de un amargor-piel, me hacia anhelar cada vez más a aquella mujer.
La recuerdo como si estuviese al frente de ella, vigilando sus pasos, sus pensamientos, tratando de leer sus labios, sus menudos labios granates, los que permanecían siempre inertes, siempre helados, sin una sonrisa que se quite de prisa, ni una sola, por más fugas que sea, siempre seria demostrando su extraña belleza, con un vestido blanco y largo, con una rosa roja en él, y con un enloquecedor cerquillo café que sin querer cubría parte del ojo izquierdo, siempre indiferente queriendo que todos la admirasen, esa era otra cosa que me hacia perder la razón, la idea de que estaba ahí sola, sentada en su silla caoba, rodeada de gente que siempre volvía a verla.
Su falda, la que como cortina tras ventana abierta bailaba al ritmo de la brisa, despidiendo su aroma, demostrando su pureza al elevarse entre sus piernas. Sus ojos, mis ojos, juntos hacían un enorme y carísimo brillante, un brillante negro e impenetrable, como lo era el vidrio, pero no aquella noche. Aquella noche vi sus ojos diferentes, al igual que sus zapatos chispeaban y con la ligereza de una pluma parecía sonreírme, sus cejas ya no eran firmes rectas sin gracia, y sus pechos, al igual que su cuerpo entero, estaban más cerca. A la vuelta de la esquina, literalmente.
Caminé hasta encontrarla, y volví a sentir las miradas acusadoras, fruncí el seño y sin pensarlo siete arrojé el cigarro al suelo, no quería recordar el sabor de su piel más, quería sentirlo otra vez y para siempre.
"...De una pedrada me baje el cristal
y corrí, corrí con ella hasta mi portal.
Todo su cuerpo me tembló en los brazos
nos sonreía la luna de mayo
bajo la lluvia bailamos un vals
un, dos, tres, un, dos, tres, todo daba igual
y yo le hablaba de nuestro futuro
y ella lloraba en silencios lo juro..."
Ahora soy yo quien espera rescate, sé que vendrás pues de aquí no me muevo y aquí me tienes que encontrar, no hablo con nadie y a veces vienen a visitarme algunos amigos, pero tampoco les hablo, no me entienten en la mayoría. Mis días son largos pero no placenteros. Ayer te hice una cansión, hablaba de nuestra precipitada aventura juntos, mis ojos estuvieron lluviosos mientras la cantaba, una y otra vez, incluso me pareció estár junto, pero no era así, fue un sueño y nada más...
El forastero
Andando solo
detrás del lobo aullante
insaciable, intranquilo,
manchando de sangre su martillo.
Caballero de capas,
de caminos tranquilos,
de pisada fuerte
e interminables caminos.
Hombre de bandera desconocida,
de emblema oculto,
estafador sin culpas,
asesino furtivo.
Y vienes hoy aquí,
a justificar acciones,
a explicar tu posición,
y llamarte inocente.
Hombre obstinado,
que permanece aún vivo.
juez de mentiras,
marchito de ideas.
Guerrero leal,
de patria incógnita.
De comportamiento,
misterioso y mortal.