-Espera, espera. Déjame entenderlo.
-¿Es confuso no?
-Si, claro que si. ¿Y qué hiciste?
-Le rompí la madre, ni lo pensé.
-Pucha, y ¿cómo así?
-Con el vaso de cerveza, se lo reventé en la cara, y eso que era un chop.
-Jajaja. Le debiste romper la cara con eso.
-Lo hubieras visto, las lágrimas y los chorros de sangre se mezclaban en el suelo.
-¡Que porquería! ¿Y qué más hiciste?
-Nada, salí.
-¿Y ella?
-Ya no va a tener más ganas de jugar creo. Su cara se desarmaba de sorpresa, no esperaba nada.
-Claro, claro, ni decirlo. A mí me dejaste huevon. Debí verlo.
-Fue muy... emocionante.
-Llámame en la próxima sacada de madre porfa.
-jajaja. Ni lo dudes.
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