Sobre este blog.

Cuatro años después del Septimo Cigarro, siendo un ex-fumador de tabaco y habiendo dejado de lado muchas de mis depresiones adolescentes, me vi aquí nuevamente tratando de robarle palabras al viento, para inmortalizar y/o dejar ir experiencias. Entre ensayos y esbozos intento recobrar esa antigua parte de mi, que creía había muerto.

25 junio, 2009

Conversación en la cocina.

Había en la mesa, y junto a ella, la delgada señorita, un café casi frío, una tostada mordida, en el centro, la panera medio vacía, en el otro extremo un individual que tenía encima un tenedor y un plato pequeño.

Hacía rato que se la había pasado en el mismo plan, dibujando con el dedo sobre la servilleta un árbol y mil flores por todo el papel, y siguiendo con la mirada el recorrido que hacia una mosca en vuelo. Con la mano con la que no dibujaba, se agarraba el pelo medianamente corto.

La puerta se abrió y cerró al instante, un par de tacos altos comenzaron a subir las gradas, entró a la cocina y la vio ahí, sentada, sin ánimos, como la había visto esos últimos meses. Ni siquiera le preguntó como estaba, adivinó la respuesta. Le dio un beso en la cabeza y abrió el frigider, sacó la mantequilla y la untó en el pan que cortó anteriormente. Arrastraba un carácter, como para encerrarse. Se sirvió un café y mientras le ponía el azúcar, la joven arrinconada preguntó casi renunciando a alguna esperanza. “¿Cómo anda todo?”

A. Bien, Todo bien.

B. ¿Y mi papá?

A. Tranquilo. Leyendo como siempre.

B. ¿Sigue fumando?

A. Ya sabes como es él.

B. ¿Está todo bien entonces?

A. Si. Si. Todo está bien.

B. Ahh…

A. Voy al cuarto, estoy cansada.

Pensó huír de la incomoda conversación, y dio los primeros pasos ataconados hacia la puerta de la cocina. La joven por otro lado, se puso de píe y continuó con algo completamente fuera de su interés, mientras se las ingeniaba para volver al tema.

B. No, espera. Lo olvidaba, tengo que pagar la universidad.

A. Ah, cielos. Ahora no tengo plata.

B. Tengo plazo hasta el lunes.

A. Y yo no cobro nada hasta la quincena.

B. Me dijeron que si no pago para el fin, ya no podría entrar a clases.

A. ¿Le has comentado a tu tía?

B. Si, pero tampoco tiene.

A. ¿Por qué le dices? Te he dicho que no me gusta que se entere de este tipo de problemas.

B. ¡Mamá eso es lo de menos! ¿De donde vamos a sacar plata?

A. ¿Preguntaste si podrían aumentar el plazo?

B. Si, pero me han dicho que ya debemos mucho.

A. ¿A quien le pedimos ahora?

B. No sé.

A. Tiene que haber alguien…

B. En el trabajo. ¿No habrá alguien?

A. No, ni pensar. Estamos hasta el cuello.

B. ¿Alguna amiga?

A. ¡Ay! ¿De quién? Ya le debo a Rocío por lo de la luz.

B. ¿Y a mi papá?

A. Tu papá está con muchos gastos. No sé si podrá pagarnos éste mes.

B. ¿Tan mal está?

A. Tiene gastos y ahora con el colegio.

B. ¿Qué colegio?

A. Si. Si. La zorra esa, le ha clavado los hijos encima… No quería contarte de esta forma.

Cualquier parecido con la realidad, es pura conincidencia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ahhh!! muuuuyyy weeeeenoooo!! me gusto el relato compadre!! y como siempre sabes q admiro mucho tu forma de interpretar el espacio, de dscribirlo como el pensamiento está acostumbrado a dcifrar! ... mmmmmmm el tema!! interesante! la falta d dinero muchas veces nos priva d cosas! pero weeeno x eso hoy uno studia, pa no morirc d hambre y para q sus hijos no sufran lo q nosotros sufrimos! ... es muy cierto! hay veces la plata falta! y solo nos keda kejarnos y presurosos buscar la forma d encontrar! aunq hay veces solo nos keda djar q el tiempo pase! y tener la esperanza d q algun dia lluevan dolares! xD .. nos vemos compadre! cuidate! ... un gusto leerte!

Anónimo dijo...

Besos en la cabeza :')
Pucha esas historias son TAN 'las vivo' , desde hace no mucho siempre pasa y ODIO el dinero en ese momento.

Chapulin te odio a ti , por escribir asi ..

Pia Zevallos