Sobre este blog.

Cuatro años después del Septimo Cigarro, siendo un ex-fumador de tabaco y habiendo dejado de lado muchas de mis depresiones adolescentes, me vi aquí nuevamente tratando de robarle palabras al viento, para inmortalizar y/o dejar ir experiencias. Entre ensayos y esbozos intento recobrar esa antigua parte de mi, que creía había muerto.

23 mayo, 2009

Topografía narrativa.

En el tenebroso recinto apenas entraba un rayo de luz. Una repentina ráfaga de viento trajo un desagradable olor a ungüentos y medicinas. A penas y por instantes podía notar la profundidad de la habitación. Las paredes, o al menos una, la única que podía divisar con claridad, estaba cubierta de losetas, medio blancas, medio amarillentas, losetas al fin y al cabo. En la parte inferior, y casi finalizando la pared, una camilla, una de esas inestables que parecieran elevarse con la brisa. Una sábana abultada sobre la camilla, y el olor a medicinas se volvía más angustiante, caminé rozando con la mano, la pared de la izquierda, fría y melosa, un paso más y comencé a romper los trozos de vidrio que desperdigados estaban por todo el cuarto, el ruido pareció mover algo en la sábana, volví la mirada, y la ventana, la única fuente de luz, se cerró repentinamente.

1 comentario:

g dijo...

lo paja d tu descripción esta, es q siento q ando metida en ese tenebroso recinto... ... i eso de la pared "fria i melosa"... le dan toda la textura al cuentito =P pajita pajita